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Mikel Landa, príncipe de transición

El vasco rueda ya con los colores celestes de Astana, su nuevo destino tras abandonar de forma forzosa la casa que le había permitido el trampolín al profesionalismo y el primer plano. El escalador español tiene en mente debutar en el Giro de Italia, en el que cada vez convence más la opción del liderato de Mikel que entregárselo a un ya muy veterano Scarponi, que a su vez parece más concentrado en dedicar sus esfuerzos a Nibali en el Tour. 

Tras un invierno más tranquilo de lo esperado debido al terremoto Euskaltel, Landa ha comenzado muy lento. Bien es cierto que debutó en San Luis, que supone la primera prueba del año realmente importante, pero tras disputar dos trofeos en Mallorca, no ha vuelto a competir. El programa le incluye carga de carreras, pero con cabeza, dada su juventud y, sobre todo, su inexperiencia fuera de un calendario muy cómodo.

El ciclista, de 24 años, tiene ante sí la oportunidad de abanderar una generación perdida de corredores españoles. Efectivamente no hay un Contador que aparezca en el horizonte, pero sí puede haber un grupo de corredores que pelee las victorias y dé guerra a los mejores del pelotón mundial. Quién sabe si alguno de ellos se crece y protagoniza muy buenos momentos.

La clase del de Vitoria está fuera de toda clase de duda. Pero falta esa probatura fuera del paraguas de su ex equipo, que si bien ha dado calma a sus jóvenes valores dándoles un pase al profesionalismo, les ha tenido sobreprotegidos en excusas y márgenes de tiempo elásticos, donde siempre había un pretexto sobre el que construir nuevos retrasos en llegar al primer plano. El mejor ejemplo, Igor Antón.

La experiencia en el equipo kazajo nos va a descubrir a un corredor soberbio, veremos hasta qué nivel. Si todo va bien, tienen líder para años.

Ph: Euskaltel

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