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Historia de la Milán-San Remo

También llamada la “Classicissima” o “La Primavera”, se trata de la clásica más importante de Italia y que tiene lugar el tercer domingo de marzo, coincidiendo con el cambio de estación. Es el primero de los cinco Monumentos del ciclismo y formó parte de la antigua Copa del Mundo. 

Tiene un recorrido próximo a los 300 kilómetros, siendo una de las carreras más largas de todo el calendario y se pasa del frío en la salida de Milán al sol de la Riviera Ligure. Fue creada y dirigida desde sus inicios por La Gazzetta dello Sport, celebrándose su primera edición el 14 de abril de 1907 con victoria del francés Lucien Petit-Breton. Desde entonces sólo se han dejado de disputar tres ediciones por conflictos bélicos.

La prueba siempre se ha iniciado entre la capital económica de Italia y San Remo, en la costa ligur. El recorrido de esta centenaria clásica ha tenido pocas variaciones. Sin embargo, en los últimos años la meta ha variado su ubicación en alguna ocasión. Además, siempre son de gran belleza paisajística los últimos kilómetros, ya que los ciclistas pasan cerca del mar.

Durante muchas ediciones de la misma, su única ascensión destacable fue el passo Turchinno, situado a 150 kilómetros de la llegada. En 1960 se le añadió el Poggio, una pequeña cota cercana a la meta y cuyo objetivo era seleccionar más la carrera al afrontarla los ciclistas ya muy castigados. En 1982 se introdujo la Cipressa, una subida de mayor dureza, aunque más lejana de la meta.

Entre 1982 y 2008 el recorrido se mantuvo sin cambios destacables, exceptuando la sustitución del Turchinno (por obras) por el Bric Berton. Durante este periodo también fueron habituales las tachuelas de Mele, Cervo y Berta.

A partir de 2008 los organizadores ante la tiranía de los velocistas en esta prueba (tenían obstáculos muy asequibles) decidieron revolucionar el trazado añadiendo la cota de La Manie, de mayor dificultad que la Cipressa y el Poggio, pero situada a casi 100 kilómetros de la llegada. Además, también cambiaron la calle donde finalizaba la clásica, pasando de la Vía Roma a Lungomare Italo Calvino, lo que provocó un ligero aumento de la distancia del Poggio a la meta (de 5,7 a 6,2 kms). No obstante, estos cambios no son suficientes para impedir un sprint masivo de un grupo numeroso.

La Classicissima siempre ha sido objeto de deseo de los grandes ciclistas del pelotón internacional y figuran en el libro de oro de esta prueba Eddy Merckx (7 victorias en 11 participaciones, récord casi insuperable). Le sigue de cerca el italiano Girardengo, con seis, Gino Bartali, con cuatro, Fausto Coppi, con tres, el belga De Vlaeminck, también con tres, y Óscar Freire, empatado a tres entorchados.

El teutón Erik Zabel obtuvo cuatro triunfos, que pudieron ser cinco en 2004, cuando un exceso de confianza dio pie a la remontada del cántabro Freire, el segundo español en vencer esta carrera. Además, las confesiones de dopaje sistemático del ciclista alemán al concluir su trayectoria, dejan en entredicho todos sus logros deportivos.

Durante décadas los dos triunfos del catalán Miguel Poblet en los años cincuenta (1957 y 59 y 2º en el 58 tras el belga Van Looy) fueron el único punto de referencia del ciclismo nacional en esta prueba y en el conjunto de las clásicas internacionales. Con la irrupción de Freire en 2000 (3º), los ciclistas españoles adquirieron protagonismo en esta carrera, siendo siempre muy combativos.

Entre 1999 y 2005 se disputó una Milán-San Remo femenina llamada Primavera Rosa, que puntuó para la Copa del Mundo de ciclismo femenino. Tuvo unos 180 kms menos que la masculina (120), debido a que comenzaba en Varazze (región de Liguria), aunque con similares características.

DANI FERNÁNDEZ

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