La fiebre de las piedras ya ha comenzado en el pelotón. Froome fue a reconocer tramos con Sky y ahora Nibali afrontará con casi toda seguridad el Tour de Flandes, donde espera tomar experiencia sobre esta superficie y mejorar sus prestaciones en ella de cara a la quinta etapa del Tour de Francia 2014.
Es un riesgo poco usual entre los aspirantes a ganar grandes vueltas, más centrados en las pruebas por etapas o en buscar lucimiento en las Árdenas, mucho menos peligrosas. Aquí hay mucha lucha, muchos tramos estrechos y una forma de correr muy diferente. Además, todos tienen las fuerzas intactas a comienzos de abril, por lo que la dificultad es muy alta.
Sin embargo, si alguien hay capaz de retar incluso a la mala suerte, ése es Vincenzo. Con Astana a sus órdenes a lo largo del año, también introduce la novedad en su calendario de la París-Niza, dejando de lado Tirreno-Adriático, prueba de la que ha sido ganador en sus dos últimas ediciones. El fin es preparar mejor la Milán-San Remo, único día de competición que el siciliano tiene previsto realizar en suelo italiano si exceptuamos (si participa) los campeonatos nacionales. También incluye el Critérium Internacional y la Dauphiné. Muchas carreras en Francia.
En la parte final de la temporada estará subordinado a lo que el Tour le depare. Si el resultado es bueno a lo largo de los primeros siete meses de competición, tratará de descansar de cara al Mundial. Si por contra se siente insatisfecho, volverá a correr la Vuelta en un planteamiento que ya quiso realizar en 2012, aunque entonces se negó su equipo, el Liquigas, debido a que ya había firmado por los kazajos.
El Mundial es en Ponferrada y si quiere prepararlo bien sabe que debe pasar por la ronda española. Además se incluirá el circuito en el trazado, lo que supone la mejor manera de reconocerlo.
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