PABLO LASTRAS, ONE TEAM MAN

Pablo Lastras, “el Pencas”, vuelve a Movistar. O nunca se fue. Si acaso, ese accidente sufrido en la Volta a Catalunya en 2015 le obligó a dejarlo. Una retirada si no prematura, ya que era el más veterano del equipo, sí forzada, porque al corredor nacido hace cuarenta años en San Martín de Valdeiglesias (Madrid) sin duda le hubiera gustado retirarse de otra forma.

Año y medio después y ya totalmente recuperado, Lastras se une al staff técnico de Eusebio Unzué para aportar su experiencia, energía, sabiduría, y por qué no decirlo, saber estar al conjunto navarro. No podía ser de otra manera. Pocos ciclistas pasan toda su carrera deportiva en un mismo equipo. Lastras es uno de esos pocos elegidos.  Como en fútbol con casos como los de Carles Puyol en el Barcelona, Ryan Giggs en el Manchester United o el todavía en activo, Francesco Totti en la Roma, estos deportistas son considerados parte del escudo, son “one club man”, canteranos que se hicieron hombres en el primer equipo y han pasado toda su carrera defendiendo los mismos colores, aun teniendo ofertas importantes o más oportunidades de triunfos en otros clubs.

En el ciclismo pasa lo mismo; pocos ciclistas hay que hayan estado o sigan corriendo en el equipo que les vio debutar desde que eran neos.

Pablo Lastras es uno de ellos. Desde 1997, un año después de la retirada de Indurain, Lastras ha vivido la mejor y peor época del equipo navarro: la transición del Banesto de Indurain al de Olano, los años oscuros del ciclismo tras el caso Festina y luego la Operación Puerto, el trabajar para líderes como  Zulle, Mancebo, Valverde, Quintana…ha visto cómo el equipo cambiaba de nombre, desde Banesto a Ibanesto.com, luego Illes Balears, Caisse dÉspargne hasta el actual Movistar, conoció la cara más amarga de la vida despidiendo a  compañeros y amigos como Chava Jiménez o Xavi Tondo, además de ser uno de los pocos privilegiados que consigue  etapas en las tres grandes, u otras muy buenas actuaciones  con etapas en la Vuelta a Suiza o el Tour de Benelux.

Todo ello con una profesionalidad y sonrisa en la cara que ha sido reconocida y sigue siéndolo por compañeros, afición y medios de comunicación.

En total, 19 temporadas en el mismo equipo, aunque en las dos últimas, con un papel más secundario que de costumbre debido a las lesiones.

Ahora el Pencas cierra el círculo y vuelve  a su casa, para guiar a los que hasta hace bien poquito seguían siendo sus compañeros.

Ser un “one team man” es difícil. Sin embargo en el conjunto navarro podemos ver varios ejemplos:

-Chente García Acosta es otro de los pocos corredores fieles a unos colores. Desde 1996 a 2011 fue un hombre de equipo en el conjunto navarro. De hecho, un caso muy parecido al de Lastras, ya que Chente también forma parte del staff técnico de Movistar. El navarro muy querido en el pelotón y en la afición, era una pieza clave del engranaje del equipo. Su trabajo por y para otros, sacrificio y profesionalidad también tuvieron premio pues consiguió etapas en la Vuelta a España o en el Tour de Francia, además de otros grandes puestos.

-José María Jiménez, “el Chava” es otro de los “one team man”, y podía haberlo sido durante más temporadas si no hubiera sido por su trágica y prematura muerte. Desde 1994 hasta 2002, fue integrante de la plantilla de Banesto, aunque la última temporada no llegase prácticamente a competir.

Un ciclista de época, capaz de lo mejor y de lo peor. Desde partirse el pecho por Indurain trabajando para la Selección española en el Mundial de Colombia en 1995 a discutirle casi la capitanía a Olano en la Vuelta del 98 a base de victorias. Para muchos el ciclista del pueblo que, o arrasaba subiendo, o inexplicablemente cedía una minutada llegando casi en el fuera de control. Un fuera de serie con una vida bastante ajetreada y que sin lugar  a dudas, se fue en la mejor edad para intentar conseguir cotas más altas.

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-Miguel Indurain: Poco vamos a decir aquí del crack navarro que ya no se sepa. Debutó en Reynolds en 1984 y lo dejó en 1996 llamándose ya el equipo Banesto, tras su fallido asalto a la Vuelta a España. Para muchos, una retirada prematura. Pero eso es otro debate…

En total Miguel estuvo doce temporadas en el equipo de Unzué y Echábarri convirtiéndose en el mejor ciclista español de todos los tiempos.

-Hay más ejemplos de one team man; en el Euskaltel –Euskadi corrió Roberto Laiseka desde 1994 a 2007. Fino escalador de la escuela vasca que marcó el camino a otros como Haimar Zubeldia o Ibán Mayo. Su triunfo en Luz Ardiden en 2001, aún se recuerda.

-Otros casos de ciclistas en activo son el galo Thomas Voeckler, desde 2001 en la estructura francesa de Jean René Bernaudeau, siendo uno de los puntales del equipo ya sea llamándose Bonjour, Team Europcar o más recientemente, Direct Energy. O el belga Tom Boonen, un fiel en la escuadra de Patrick Lefevere desde los años de Quick Step , aunque eso sí, “Tommeke” pasó un año en el US Postal en 2002.

Ser un “one club man”, o en términos ciclistas, un “one team man” es un gesto de fidelidad a un equipo, a unas personas, a unos colores, a una filosofía, a una afición.

En definitiva, ser un romántico en el que en tiempos de globalización y contratos exóticos o multimillonarios, cuesta mucho decir no a quizás un mejor sueldo.

Y es de valorar.

SERGIO ANDRÉS.

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