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Pablo Torres, el ciclista elegante

La carretera ahora gira y Pablo Torres encara hacia el Norte, hacia Tudela. De donde ha partido. Pablo Torres, coruñés de Cambre, reside en la capital de la Ribera de Navarra. Los estudios, la carrera de Fisioterapia en la Universidad Pública de Navarra, lo llevaron hasta allí. Abandonó un clima más húmedo y suave por uno más continental, seco, frío en invierno y muy caluroso en verano.

Ahora el cierzo le da de frente y Pablo sufre para avanzar con su bicicleta y mantener el ritmo de entrenamiento. Es un día soleado pero el frío se le mete en lo más hondo. “Buff. Cuándo llegará la concentración en Benidorm. Allá no pasaré tanto frío”- piensa Pablo. Y eso que, con el tiempo, se está acostumbrando a esto y lo lleva mucho mejor. Recuerda aquella etapa disputada en Asia, cerca del Himalaya, a dos mil quinientos metros de altitud. “Me caía lluvia casi congelada e iba tiritando. Estaba deseando que llegase un repecho para entrar en calor. A esa altura te ahogas y piensas que nada funciona en el cuerpo”. Pero Pablo lo superó y se hizo más fuerte como ciclista.

Con sus veintisiete años recién cumplidos, Pablo atesora ya cierta experiencia en el ciclismo asiático. Es la globalización. El nuevo ciclismo. Burgos BH publicitándose por Asia. Sobre ese ciclismo Pablo nos cuenta: “Es un mundo aparte. Tienen muchos medios económicos y quieren hacer bien las cosas. Pero son muy cuadriculados y no dan su brazo a torcer. Llevo ya dos años viajando tanto a Corea como a China, que aunque están cerca son dos países totalmente diferentes”.

Pablo continúa pedaleando. Pese a que sigue estudiando ya por lo menos esta tarde no tendrá que acudir a clase y podrá descansar mejor. En la Universidad Pública de Navarra no le ofrecieron muchas facilidades para compatibilizar la carrera académica con su carrera deportiva y decidió mantener la fisioterapia en “stand by”. Ahora estudia un Postgrado en Nutrición Deportiva semipresencialmente en La Rioja. No es el único ciclista que no ha abandonado su formación. Por desgracia, el ciclismo español actual no permite relajarse en ese sentido. Pablo nos aporta soluciones para superar la actual coyuntura: “Creo que habría que ayudar más a los equipos continentales españoles. En estos es donde casi con toda lógica empezarán su carrera profesional los amateur que se lo merezcan. Debiera haber un acuerdo entre equipos y organizadores, porque no puede ser que a un equipo continental le cueste más correr en España que correr en el extranjero.

Sus mejores recuerdos deportivos son cuando ganó la Vuelta a A Coruña y cuando Pino le llamó para formar parte del Xacobeo-Galicia. Sueño truncado hace ya cuatro años pero que se hizo realidad un año más tarde gracias al Burgos BH. De lo que más orgulloso se siente es de poder hacer lo que le gusta y disfrutar de ello: correr en profesionales y mantenerse en la categoría. Su sueño todavía irrealizado es el de llegar a disputar la París-Roubaix. El actual equipo del World Tour que le parece un modelo a imitar es el Etixx: “Da oportunidades a gente joven con proyección. Cosa que otros equipos de ese nivel no hacen. Y si lo hacen no tienen paciencia suficiente para permitirles desarrollar su carrera.

De camino a casa, mientras pedalea contra el cierzo, Pablo autoevalúa su temporada 2.014 y cree que hizo buen papel en Mallorca, GP Miguel Induráin, Klasika de Amorebieta, Campeonatos de España, Volta a Portugal, Vuelta a Burgos…y en muchas de ellas consiguió filtrarse en escapadas y triunfar en alguna clasificación secundaria, como en Ses Salines y Amorebieta. Y piensa también en el futuro, la inminente 2.015: “Este año me planteo dar un paso adelante a la hora de disputar carreras que se adapten  a mis características y tener mayor confianza en mis posibilidades”. Y por qué no: engrosar su palmarés ya estrenado en la quinta etapa de la Challenge Primavera de Mallorca cuando se marchó en solitario subiendo a Sa Vall. Para ello, qué mejor que autoconvencerse de sus posibilidades basándose en sus puntos fuertes: “Soy un hombre rápido que pasa bien la media montaña; en grupos reducidos tengo serias opciones de disputar carreras.”

Y todo ello sin dejar de ser aquel ciclista elegante de la Vuelta a León.

Texto: Raúl Ansó. Foto:

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