Un escenario que hace algún tiempo no se hubiese imaginado. El ciclista de Astana llegó a la estructura del equipo kazajo para reforzar la línea de defensa en la montaña cuando el ganador del Tour 2009 formó parte de dicha plantilla y tras la marcha del clan Armstrong.
Fue entonces cuando se fraguó una amistad que benefició a ambos incluso cuando sus caminos divergieron en el año 2011. Con Contador vestido de rosa en los colores de Saxo Bank y con Tiralongo aún de azul celeste, llegó la etapa de Macugnaga en el Giro del que después desposeerían al primero. Recta de meta, el español en un estado de forma mayestático y deja ganar a su amigo en el que sería su primer triunfo como profesional.
Tras haberse dejado la salud en su ayuda durante 2010, fue una forma de pagarle emocionalmente al italiano por los servicios prestados. Muy Indurain. Aquella inversión le retornó a Alberto con la mítica etapa de Fuente De, donde Tiralongo se vació en ayudar a su amigo en una lucha que ni le iba ni le venía.
Tanto es así que ahora en 2014 serán rivales. El destino y los calendarios han reducido el duelo entre Nibali y Contador a un tímido y lejano duelo en Tirreno-Adriático. En el Tour será diferente. Se espera un espectacular cuerpo a cuerpo entre los dos. Ahí el menudo escalador tiene un papel difícil, aunque profesional. ¿Competir contra su amigo?
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