Tras la llegada a Gerardmer, donde resolvió todas las dudas que le quedaban sobre su estado de forma en comparación con Vincenzo Nibali, Alberto Contador tiene el plan establecido para asaltar el maillot amarillo de este Tour. Lógicamente, pasa por soltar al italiano en la montaña, por recuperar esos tres minutos que le harían ir en igualdad de condiciones a la última crono, donde ambos pueden ofrecer un rendimiento parecido.
Todo dependerá de si es capaz de hacer realidad la sensación última de la etapa del sábado. El líder cedió dos segundos que no suponen apenas nada, pero sí una sensación de que llegado el límite en las subidas, el pinteño es mejor. Planche des Belles Filles es un puerto muy duro, con una etapa antológica hasta llegar a su base. La primera consigna es seguir la rueda del ‘Tiburón’ hasta alcanzar la subida final, donde entra en su terreno. Si es capaz de dejarle de rueda con relativa facilidad, la táctica será algo más conservadora, con dos llegadas en alto en los Alpes por venir y los Pirineos en el fondo del horizonte por si hubiese que jugar de lejos.
En dicho supuesto, el ataque en Chamrousse tendría que ser a más distancia de meta y mucho más constante, buscando marcharse por calidad y por constancia, a ritmo. En Risoul se pueden invertir los papeles. Lo curioso de este duelo es que no hay que descartar un ataque de quien va primero. El descenso del Izoard es muy difícil y es un lugar donde el jefe de filas del Astana bien podría probar suerte.
Por otro lado, atacar en la media montaña no parece algo probable salvo que Contador deba buscar la épica para derrocar al actual número uno del Tour. En todo caso tendría Bales, con final en descenso, la intensa etapa de Pla d’Adet y el Tourmalet en la etapa de Hautacam para buscar la eroica. Y lo hará si lo tiene que hacer. Los Pirineos, a poco que Nibali sea capaz de resistir, pueden ser antológicos.
Si todo le sale al español según lo previsto, debería salir de los Alpes en una distancia que le permita atacar únicamente en los finales en montaña, sin buscar movimientos tácticos en los puertos de paso. El problema es que Nibali es duro de pelar y experto en estas lides. Sin ir más lejos, soportó esta misma situación en la Vuelta del año pasado, aunque con un final bastante amargo para él.
Incluso podría plantear contraataques. Si observa que Contador es superior a él, tratará de ampliar su margen y presionar al de Tinkoff-Saxo, que de momento corre en desventaja. En cuanto al equipo, puede que los daneses cuenten con mejor plantel, al menos según se han desarrollado los Vosgos. Pero Astana tiene a Vinokourov y Martinelli al volante.
L.S.
