No todos los equipos se arriesgarían a protagonizar un feo tal como el que Sky ha tenido con la organización del Tour de Francia. Un gesto que no ha sentado nada bien a la cúpula de la entidad francesa y que ya ha provocado declaraciones por ambas partes, tanto en acusación de una mala acción como en defensa de la misma por parte incluso del mismo corredor implicado.
Recordar que la lesión de Chris Froome, baja en Tirreno-Adriático, provocó el traslado de Richie Porte hacia la prueba italiana, descartando a última hora la presencia del dorsal número uno en la francesa, lo cual mejora sensiblemente las posibilidades del equipo británico en la ‘carrera de los dos mares’.
Sky vuelve a alinear allí a Tiernan-Locke, tienen a un competitivo David López y al imprevisible Kiryienka, pero nada comparable con uno de los favoritos a la victoria final como el australiano. En Italia, en cambio, han llevado casi todo su arsenal, con Wiggins a la cabeza y contando también con Nieve, Cataldo o Kennaugh. Un predilección por la prueba transalpina que no ha gustado demasiado en la francesa.
En este tipo de circunstancias suelen ser los grandes organizadores los que causen miedo en las decisiones tan drásticas, pero Sky tiene mucho peso en el ciclismo internacional y si su interés está en estos momentos en Italia, tomarán la determinación sin que les tiemble el pulso, como así han hecho.
En esta ocasión tal vez haya sido cuestión de recorrido. En París-Niza el mismo se presta a guerras de guerrillas, a cuestiones tácticas más que de fuerza. En Tirreno hay llegada en alto y crono, algo que permite calibrar materiales y piernas de cara a los objetivos importantes del año. Con Froome en la lista no había opción de elegir. Sin él, correr en Italia tenía más sentido que en Francia. La crono final ha marcado la diferencia de la decisión.