Puede ser una mera casualidad, pero el hecho es que los ciclistas nacionales que en los últimos tiempos han competido en el conjunto holandés han finalizado su relación con el equipo de forma poco amistosa. No es un equipo del que puedan tener un buen recuerdo en todo caso, aunque se debe a circunstancias varias. El último caso, el de Juanma Gárate, como publica Biciciclismo, que es mantenido al margen sin haber sido inscrito en la UCI por diferencias contractuales.
El vasco no está de acuerdo con las condiciones de su renovación, pese a que Belkin anunció la misma el pasado mes de septiembre. En dicho comunicado se le consideraba un “pilar fundamental”.
No es el primer español que ha sufrido dimes y diretes con la formación. El último caso fue el de Luis León Sánchez, apartado por la dirección una vez su nombre fue relacionado con la Operación Puerto. Tras ser exculpado, el equipo no tuvo más remedio que readmitirle. Ambos rescindieron la relación en los últimos compases del año.
El caso de Carlos Barredo fue también complejo. Debido a unos valores anómalos en el pasaporte biológico fue apartado de la disciplina holandesa. El caso del asturiano nunca quedó resuelto del todo, anunciando el corredor su retirada una vez observó que el proceso no estaba encaminado a ninguna solución. Casos similares se han dado con Pelizzoti, apartado de su equipo y sin poder competir, sí, pero sin haber sido sancionado por una supuesta irregularidad.
No fue una cuestión deportiva el mal trato a Flecha y Freire. Ambos contaban con un estatus de líder que en la carretera no era tal. Muchos de sus compañeros no ayudaban a estos dos grandes clasicómanos, que tuvieron que hacer la guerra por su cuenta, logrando unos resultados que bien podrían haberse multiplicado en caso de haber recibido algún tipo de ayuda.
Ninguno de los dos ha acabado hablando bien de su experiencia en Rabobank. El ninguneo hacia estos dos grandes ciclistas fue inaceptable. Freire, eso sí, aguantaría en la escuadra durante nueve largas temporadas.
Caso muy distinto fue el de Pedro Horrillo. El de Ermua sufrió un accidente en el Giro de Italia luciendo los colores de Rabobank que a punto estuvo de acabar con su vida. Por fortuna, el valiente corredor vasco pudo recuperar la normalidad, aunque tuvo que dejar la práctica del ciclismo a nivel profesional.
Por unos motivos u otros, la relación entre los corredores españoles y la estructura del antiguo y mítico Rabobank no ha sido todo lo productiva que podría haber sido. Todo pese a que el rendimiento de estos ciclistas ha sido extraordinario, aportando etapas en grandes vueltas, grandes clásicas, enorme trabajo de equipo y dando una presencia en carrera que pocos de sus compañeros de otras nacionalidades han podido aportar.
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