El 10 de Enero se presenta la edición 2015 de la Vuelta a España. Será una edición especial, pues se cumple el 80 aniversario de la primera edición (1935). Lejos de querer emular al Tour cuando repitió salida de la primera edición en su centésimo cumpleaños, parece que los encargados del trazado van más por la línea de descubrir nuevos trazados y de aumentar la lista de puertos estrenados.
Saliendo de Puerto Banús, en Málaga, se volverá a Madrid tras 1 año de ausencia y se barajan hasta 10 finales en alto, lo cual ya no es novedad, pero sí lo es el hecho de que se pretende que todos ellos sean finales inéditos. Es decir, que nunca se haya terminado en su cima con anterioridad. El propio Javier Guillén se puso este reto, y será difícil que lo cumpla, pues es muy difícil encontrar una Gran Vuelta que, en una edición, renuncie a todos sus mitos para buscar el estreno absoluto de todas sus cimas. No obstante, terreno en España hay.
Incluso fuera de nuestro país, puesto que parece que se disputará una etapa íntegra en territorio andorrano. Las noticias del asfaltado de la vertiente contraria de La Gallina, en cuyas inmediaciones ya se han disputado 2 etapas, parecen dejar a las claras que será el puerto estrella de la jornada será éste, aunque posibilita su tránsito como puerto de paso y quizás lo veamos 2 veces, una como puerto de paso y otra como final. También cabe la posibilidad de que el final sea en otro puerto, con muchas posibilidades para Els Cortals d’Encamp, cima visitada por la Volta a Catalunya en varias ocasiones.
Málaga, Cádiz, Córdoba, Sevilla, Jaén y Granada volverán a dar presencia andaluza, varias de ellas de paso, sin final de etapa en su provincia. En alguna de ellas se ascenderá un puerto de grandes pendientes, muy previsiblemente como final de etapa. Murcia vuelve tras varios años de ausencia, previa escalada a la Cresta del Gallo, un final bonito y peligroso. Alicante también recupera sitio en la ronda nacional, a la espera de conocer el final en alto novedoso que nos dará a conocer la Vuelta. También hay posibilidades de que Castellón acoja dicho final en alto.
Por otra parte, el tríptico montañoso parece que volverá a disputarse en la Cordillera Cantábrica, aunque parece poco probable que Galicia repita en el menú, y éste sea compartido por Cantabria y Asturias, si bien también se habló de León en su momento. Se habla de un puerto de tierra, llamado Trobaniello, como gran novedad. Sin embargo, hay otros puertos que cuentan con mayores posibilidades como San Lorenzo, rumoreado final de etapa, o alguno de los puertos que posee el valle de Somiedo. Ermita del Alba, la Cubilla o Cruz de Linares también podrían entrar en la quiniela, descartada en principio la subida al inaccesible Gamoniteiro.
La semana final tendrá como principales atractivos una contrarreloj, en Burgos, que no se espera demasiado larga, en los cánones habituales de la Vuelta de los últimos años, aunque sí quizás algo más llana, pese a contar con la subida al Castillo; y una etapa de montaña, que podría disputarse en cualquier lugar del Sistema Central. Está confirmado que la etapa madrileña será de alta montaña y no tendrá final en alto. La duda es si habrá alguna etapa anterior durante los últimos días de carrera de carácter decisivo. Mientras tanto, Ávila vuelve al pelotón tras seis años de ausencia.
El regreso a Madrid pondrá el punto final a una Vuelta que se manejará en unos registros similares a los de los últimos años, pero con hasta 10 finales inéditos en su recorrido. Eso sí, con algún ingrediente diferencial con respecto a otras ediciones, quizás por el 80 aniversario de la carrera.
