Con la baja de Rojas por caída en la neutralizada, el ciclismo español perdía opciones en la Classicissima. Sin embargo, el andaluz finalizó cuarto y a un pequeño paso del tercer peldaño del podio, que no alcanzó en alguna medida debido a que se encontró cerrado y no por piernas. Superó en velocidad a muchos otros velocistas más curtidos y atendidos en esta faceta, lo cual nos habla muy bien de las cualidades de este bravo ciclista.
Tras la retirada de Freire en 2012, el vacío que ha quedado en el pelotón español en el apartado de clásicas se ha dejado sentir. Salvo las exhibiciones de Valverde y Purito en las cotas, con alguna aparición de Dani Moreno, hay pocos corredores en disposición de triunfar en las carreras de un día, un terreno donde las distintas generaciones de corredores españoles casi siempre han naufragado.
En cambio, hay ciclistas que se aplican, que tienen calidad y apenas la han podido mostrar en el primer nivel por falta de oportunidades. Sí, Lobato ya conoció las clásicas con Euskaltel, pero no era el equipo ni el momento adecuados para hacerlo. En su primera Milán-San Remo ha sido cuarto. Freire fue tercero en 2000 en su primera vez. Hay cierto paralelismo.
El de Movistar, si cabe, tiene más mérito. Su equipo no es especialista en esas pruebas como sí lo era el Mapei del cántabro. Sin casi ayuda y con muchos lobos hambrientos tras 300 kilómetros de tensión y frío, ha sido de los mejores en la recta final. Sagan, Ciolek, ganador en 2013, Modolo, Cavendish… gente de mucho talento ha quedado por detrás de él. El considerado mejor velocista del mundo, de hecho, fue precedido por el andaluz.
Gaditano, cuenta con 25 años (26 en diciembre), lo que le ubica próximo a la edad de madurez de todos los ciclistas. Tiene clase, calidad, hambre. No tiene complejo y miedo. Justo las cualidades de todo gran sprinter.
Ph: Movistar