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Recorridos ciclistas: ¿es posible una clásica de adoquines en España?

Estamos en plena época de carreras que incluyen en su recorrido tramos de pavés: Gante-Wevelgem, E3 Harelbeke, Tres Días de La Panne, que se verán coronados la semana que viene por la disputa de dos monumentos que llevan el empleo de estas carreteras a su máxima expresión, el Tour de Flandes y la Paris-Roubaix.

Viendo estas carreras surge la pregunta que da titulo al artículo, pues sin duda estas pruebas son de las más atractivas del calendario ciclista, al tener la capacidad de retrotraernos a épocas antiguas, a la épica del ciclismo clásico.

En primer lugar habría que encontrar donde celebrarlo. En España, los tramos adoquinados son muy escasos, si no contamos los tramos más urbanos como las ascensiones a las murallas de Ávila o al castillo de Cuenca, así como la Cuesta de los Hoyos de Segovia. En el ciclismo del máximo nivel solo recordamos el muro del Chano y el paseo de Candas empleados en la Vuelta a Asturias, la subida a Toro que se incluyo en una Vuelta a Castilla y León, o el paseo marítimo de A Coruña que podría incluirse en la edición de este año.

En otras competiciones destacan el tramo de Elorrio incluido en la Emakumeen Bira (atención a la dificultad técnica de este tramo que también se ha llegado a pasar en pruebas de cadetes féminas) y el más largo conocido de Carcaixent, con 3’5 kilómetros y que se recorre en el Memorial Pascual Momparler y que ya presentamos dentro de la propuesta profesional de la ultima revista.

Como vemos, opciones hay, pero aparentemente son solo tramos sueltos, por lo que plantear un recorrido que las tuviera de protagonistas obligaría a su uso de forma repetitiva, quitándole atractivo. Es por ello que se podría pensar en que la propuesta, en vez de basarse en caminos adoquinados, utilizará otras zonas con superficies “alternativas”. Lo más evidente es el empleo de caminos de tierra, a semejanza de la Strade Bianche o el Tro-Bro-León. En España ya existe una iniciativa en ese sentido, el GP Canal de Castilla, que emplea las “sirgas” que discurren paralelas a los canales y que están gestionadas por la Confederación Hidrográfica del Duero. Es importante señalar este asunto, pues la superficie de cualquier camino es muy variable debido al desgaste producido por las lluvias, el paso de vehículos, etc.… y un solo metro en mal estado puede impedir el paso por tramos muy largos, por lo que es fundamental contar con una administración que ostente la responsabilidad sobre su mantenimiento.

Relacionando caminos y administraciones dedicadas a su cuidado, restauración y divulgación aparecen otras opciones muy interesantes también, en concreto los programas de Vías Verdes y Caminos Naturales, que se dedican a poner en valor antiguas rutas que habían perdido su uso original. Haciendo un rápido repaso a las actuaciones ya realizadas, buscando caminos de cierta longitud y que contasen o con tramos compartidos o con cruces a nivel con carreteras que permitiesen entrar y salir de ellos, unos buenos candidatos serian el Camino de Pedro Saputo en Huesca y la Vía Verde del Noroeste en Murcia, incluyendo sus dos sectores, entre Murcia y Baños de Mula y entre esta localidad y Caravaca de la Cruz.

Por ultimo, si se considera que el empleo de estos caminos puede ser peligroso o poco atractivo, existen más opciones de carreteras bien asfaltadas pero con características diferentes e interesantes de cara a su inclusión en pruebas ciclistas. Nos referimos, siguiendo la referencia del Canal de Castilla, a la multitud de carreteras que van paralelas a los canales destinados a riego que recorren toda la península, y que presentan en general carreteras muy estrechas, sin protecciones laterales y con numerosas curvas, propiciadas la sinuosidad de los canales. Un ejemplo podrían ser las carreteras de los canales del Embalse de Rosarito, entre Castilla-La Mancha y Extremadura. Otro ejemplo un poco distinto son los caminos del Canal de Isabel II, en Madrid, que no siguen canales abiertos, si no en carga, por lo que su perfil es mucho más quebrado. Su estado de conservación es muy deficiente, pero su ubicación y sus especiales características los hacen muy propicios para cualquier actividad deportiva, competitiva o no.

En definitiva, en España sería muy difícil replicar con gran exactitud las clásicas del norte de Europa, pero si que contamos con numerosas opciones que podrían asemejarse, dotándonos así de la posibilidad de que, algún día, no sea necesario viajar lejos para disfrutar/sufrir de alguna prueba tan especial como las ya mencionadas Tour de Flandes o Paris-Roubaix.

DANIEL MATEOS

One Response
  1. Muy bueno, además en la zona de Vitoria (Alava-País Vasco) hay un montón de caminos de sterrato tipo Strade Bianche, con multitud de variantes, ya que casi todos los pueblos de la zona que va de la capital alavesa hacia los pantanos y Alsasua (Navarra) están comunicados por dichos caminos y son bien de kilómetros.
    Un saludo y seguid con esta revista que tanto nos gusta.

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