Por primera vez en mucho tiempo las expectativas de los holandeses no están puestas en este espigado y talentoso corredor que no ha terminado por explotar como se esperaba. Ya son 27 años los que atesora y llega la hora de ver todo su potencial, que es mucho. Si las lesiones y la autopresión a la que se somete le respetan, aprovechará bien el ocultamiento tras las espaldas de Mollema.
Este año parece que pueda ser la última oportunidad del de Varsseveld, al menos con la confianza de un líder. Belkin sabe que en cualquier momento podría romper y ser el tan esperado dominador de un Tour de Francia, pero vista su evolución, parece que se ha estancado.
Llegado ese punto, Robert tiene la opción de insistir, que perseverancia precisamente no se le va a negar, o buscar otras metas, otras formas de entrar en la historia. Las victorias parciales o los ataques en busca de épica le pueden hacer ser aún un corredor muy valorado por los equipos y por su afición.
Pero hasta que ese punto llegue, el joven y veterano en el pelotón (2014 supondrá ya su séptima temporada como profesional) no tirará la toalla tan fácilmente. Le hemos visto probar en el Giro como preparación para el Tour y sin resultado en ninguna de las dos carreras, le hemos visto doblar la prueba francesa con la Vuelta sin un resultado muy llamativo. En su mejor momento las circunstancias y la mala suerte se alinearon en su contra y aún no ha encontrado el camino de retorno a aquellos días. Esperemos que sea 2014 su año de redención.
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