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Ryder Hesjedal, las incógnitas del corredor fantasma

El canadiense debuta esta temporada en Europa con su participación en la Volta. Su rendimiento, nada extraordinario, ha sido esperanzador para el equipo. El único problema es que su calendario, a estas alturas, no ha sido diseñado.

En parte, ya que el plan inicial es decidir antes de las Árdenas si se optará por correr un Giro de Italia que no le favorece y en el que Garmin ya tiene un jefe de filas definido, o presentarle como hombre para la general en el Tour.

Tampoco la segunda grande del año se le adapta por recorrido. La montaña se encuentra muy esparcida y él, mejor rodador y fondista que escalador, prefiere para su estilo puertos largos y etapas de más fondo. Cortas y explosivas, las subidas de los Pirineos o los Vosgos juegan en su contra.

Sí le viene bien la última crono, aunque no sea un especialista consumado. Pero siendo la última etapa competitiva, mucho habrá tenido que sufrir en la montaña para llegar en ciertas condiciones a ese momento decisivo. Para contar realmente como un candidato al top ten o a algo más, debe encontrar el punto de forma que le llevó a ganar el Giro de Italia en 2012, algo que parece muy poco posible. Aunque nunca se sabe con él.

Como curiosidad, aparecía en las listas de corredores que no tomaban la salida en la cuarta etapa, la reina, de la Volta. Al igual que aparecía en dos ocasiones en la clasificación de meta. Un error informático a raíz del abandono de Tom Danielson de la carrera española.

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