Como buen bretón, honra a su ciclista local más famoso, Bernard Hinault. No basta con ganar, sino que hay que hacerlo de una forma valiente y honrosa, nada de esperar por sistema al fallo del rival o a que las victorias caigan del cielo. El corredor de Giant-Shimano roza el triunfo de etapa en la Volta y deja muy buenas sensaciones. Tan buenas que comienzan ya las campanas a sonar. Bueno para Pinot.
Porque en Francia no hay término medio con las grandes esperanzas de su ciclismo. Si bien Thibaut surgió de forma impresionante en 2012 ganando una etapa en el Tour y finalizando en el top ten a una edad temprana, en 2013 no terminó de carburar en la ronda gala, pero sí lo hizo en la Vuelta, donde siempre estuvo con los mejores.
La irrupción de Barguil en esa misma carrera, campeón del Tour de l’Avenir, lo que augura un buen futuro de por sí, ha dejado en segundo plano al de FDJ, pero esa presión puede perjudicar al ciclista de Giant, que crece al amparo de ninguna expectativa interna por parte de su escuadra. Sin embargo, ya se le espera en el Tour grande, pese a que él mismo intenta ahuyentar ese sentimiento de euforia.
En el equipo saben de la joya que tienen entre manos, pero procurarán dejarle evolucionar y encontrar su sitio de forma natural. Es joven y tiene mucho que aprender. El plan inicial sería dejar pasar el Tour de nuevo y que el galo estrene responsabilidades en la general en una Vuelta que es un buen banco de pruebas para los franceses, que han cobrado un gran protagonismo en los últimos tiempos.
