De un tiempo a esta parte, el ciclismo se ha vuelto muy previsible. Un gran grueso del pelotón espera a los últimos kilómetros para lanzar su ataque y probar sus fuerzas. Quien más tenga, gana. Quién no, a esperar al siguiente día, donde vuelve a probar la misma táctica. Encerrados en un círculo sin salida (recorridos, actitud de los corredores y viceversa), la baraja sólo la saben romper dos o tres corredores que, siendo unos fuera de serie, encuentran poca oposición en determinados escenarios.
Contador, Nibali, Quintana… y pocos más son los capaces de levantar del asiento al asiento con una maniobra suicida, imprevisible. Algún otro la intenta, pero este trío de ases son de los pocos capaces, además, de lograr el éxito a través de ellas. Son la antítesis normalmente de ese ciclismo calculador, antirromántico y gris de no mostrarse más de lo necesario.
Es cierto que hay un tipo de corredor al que esta manera de correr se le adapta como un guante, casos de los españoles Purito y Valverde. Mal harían en no aprovechar esas cualidades superiores a muchos de sus rivales. Sin embargo, hay victorias que no se logran por ese método, como pueda ser una vuelta de tres semanas, por ejemplo.
Incluso ellos logran sus victorias, pero hay corredores que se conforman con el puestómetro y no buscan el primer lugar en la clasificación: es que ni piensan en él. Es lógico que quien tenga cosas que perder, trate de amarrar. Pero, ¿y el resto? El ciclismo profesional se ha construido de una forma compleja y determinada y es complicado salir de ahí, por lo que un candidato a top-ten del Tour tiene un contrato vitalicio asegurado a poco que logre su objetivo. Si recurriendo a lo fácil puede conseguirlo, ¿por qué jugarse su sueldo y su futuro con un ataque fuera de pulsómetro?
Los recorridos de las carreras, por lo general, buscan la espectacularidad al final. Es del gusto del aficionado y resulta muy vistoso por televisión. Sin embargo, favorece esa mala costumbre de dejar todos los esfuerzos para el último momento. Casi siempre, ya que la mayoría de etapas distintas acaban por dar la razón a los defensores del ciclismo ‘moderno’.
Y el problema llega cuando ese guión establecido y cómodo cambia por circunstancias. ¿Qué sucede entonces? Los corredores en esa tesitura tienden a perder el control. Ante lo imprevisible hay miedo. Y el miedo atenaza, agarrota. Las piernas y, sobre todo, la cabeza. Todo lo que se sale de lo mecánico ofrece muchos quebraderos de cabeza. El problema es ser capaz de llevar a cabo una ofensiva de ese tipo, que no está al alcance de cualquiera. Los hay valientes sin poder para hacer real daño y los hay cobardes con capacidad para poner en jaque a los mejores del pelotón mundial. Pero la mayoría no sabe correr en solitario por propia inseguridad. En las cronos no hay otra que dar pedales hasta que las fuerzas se apaguen, pero en las etapas en línea se lleva muy mal el hacer trabajo en favor de otro/s.
Cuando los astros se alinean y se ve este tipo de ciclismo sin cuartel, de pizarra y con actores tan buenos, el aficionado descubre un plato al que no tiene acceso más que de cuando en cuando, momentos en los que los ciclistas deciden regalar un espectáculo que pocos deportes podrían igualar.
La disyuntiva que ofrece es: ¿depende tanto el ciclismo de la calidad de sus actores? ¿Se ven incentivados por unos recorridos cada vez más herméticos y planteados en función de lo que los ciclistas y directores están dispuestos a ofrecer? ¿Cambiarlos llevaría a un ciclismo más ofensivo? ¿Es el ciclismo actual capaz de captar nuevos aficionados? Un debate muy profundo y de mucha complejidad.
Yo creo que realmente es dificil llevar un ataque lejano en una etapa 15º de una GV y que ese ataque te sirva para una general si no eres bueno de verdad, el ejemplo fue Thomas de Gent en el Giro que hizo el ataque suicida en la ultima etapa de montaña y Shleck lo hizo en la penultima y aparte de un gran Evans, al día siguiente no tenia tanta gasolina. Yo dividira el problema de un ataque largo en 3 puntos:
-Primero: si has dado sintomas de poder llevarte la general ya se juntaran algunos equipo para darte caza y tu ya has consumido mas cerillas que el resto de tu competidores y ya solo puedes aguantar y rezar si te han cogido.
– Segudo: Hay que tener valentía, es condición necesaria pero no suficiente. Hay que tener suerte de que el resto de equipos se desmembren y aparte hay que ser bueno(otra vez).
– Tercero: Por poco que nos guste el uso de puslometros, potenciometros y demás modernidades(al estilo Sky), son herramientas que hacen mas fácil el trabajo de los ciclistas y en algún caso imagino que beneficiara su salud, al igual que nosotros utilizamos ahora smartphones o demas inventos que nos facilita la ayuda y en algun caso nos ayuda en nuestra salud.
Y aparte si hay pocos ataques “románticos” así tienen mas valor el día que ves uno. Alomejor si viésemos todas la GV ataques “románticos” diríamos “que pena no se pueden medir en Puerto de la Farrapona Valverde, Purito, Nairo y Contador, porque cada uno va por su lado después del ataque de Valverde”.
Aparte de que para ellos no es juego televisivo, como comentáis, sino que se ganan el pan con el ciclismo. No creo que mucho de nosotros nos dediquemos hacer locuras diarias en nuestro trabajo xD.
Todo lo que dices desde el punto de vista del corredor y de los directores deportivos es totalmente cierto. El gran incoveniente de tu razonamiento es que el deporte lo que vende es fundamentalmente espectáculo, que es algo muy distinto a lo que en general vendemos cada uno de nosotros en nuestro trabajo.
Haciendo el fácil símil del futbol, a los entrenadores, porteros y defensas no les gusta encajar goles, les encantarían partidos que acaban 0-0, pero sin el error el espectáculo no existiría y el futbol acabaría muriendo. Hace diez años triunfaba el futbol físico y defensivo, los entrenadores y defensas se imponían, Grecia gano una eurocopa. Hoy el día el futbol ha mejorado porque casi todo el mundo asume que se tiene que fomentar el espectáculo y no facilitar la vida a porteros, defensas o entrenadores, por eso los arbitrajes son menos permisivos con el juego brusco, en caso de duda no se pita fuera de juego o se fabrican los balones para provocar el error del portero.
Dicho esto los dirigentes del ciclismo deben hacer lo mismo, buscar el espectáculo y buscar el error, donde se encuentra el primero, en los finales en alto, en los ataques lejanos, en las cronos, eso ya es otra discusión y el público tiene la útlima palabra, aunque yo por supuesto me emociono con las gestas épicas y no con el youtube. Pero en donde no hay discusíón es que hay que buscar el error y preocuparse menos de los corredores o directores. Solo por esto yo eliminaba pinganillos y pulsómetros.
A ver, si a mi yo creo que me gustaría mas el espectaculo de ataques lejanos y de no saber que va a pasar, de hecho, soy capaz de verme una etapa llana que controlan a los escapados, en una que hay terreno para ataques “romanticos” me pegaria como una lapa a la tele.
Pero hace tiempo, que los recorridos se han humanizado para que los ciclistas no recurran al dopaje, o eso nos cuenta(alomejor depende de otras cosas y no del recorrido, pienso yo) y de todas formas me parece que a veces van tan al limite, que realizar una ataque lejano, y sobre todo, confiar en el exito del mismo por parte del corredor es dificil, por muy profesionales que sean. Es decir, es tan romantico, que lo veo poco factible. Alomejor soy algo cenizo e ignorante, pero es mi opinión.
Yo los pinganillos los dejaría pero con radio vuelta sintonizada jejeje y los pulsometros me da igual, pero los potenciometros si que los eliminaba.
Lo de que hoy día se dé un ciclismo tan previsible, es algo que tiene varias posibles causas:
– Las carreteras, cada vez mejor asfaltadas y rectas favorecen los relevos de un grupo numeroso.
– Los avances en la preparación física y la tecnología aplicada a los mismos,con el uso de pulsómetros y medidores de potencia,hacen que el nivel de fuerza se “iguale” entre los competidores.
– Las bicicletas de hoy día, que montan desarrollos que antes no existían, permitiendo poder llevar una cadencia óptima en cualquier clase de subida (antes los ciclistas “reventaban” mucho antes, por verse obligados a hacer un uso excesivo de la fuerza)
…..Pero sobre las demás cosas, con gran diferencia, EL PINGANILLO, ese invento infernal con que cuentan los directores ( que tienen acceso a información “in situ” del desarrollo de la carrera), para “idiotizar” a los corredores sometiéndolos a una férrea disciplina en la que YA NO VALE ATACAR CUANDO HAY BUENAS PIERNAS,SOLO CUANDO TE LO MANDAN. Solo unos pocos grandes cracks son capaces de no dejarse influenciar por director alguno y muy de vez en cuando, nos regalan un bonito espectáculo de ciclismo a la antigua usanza.