Tampoco hay que engañarse, el corredor del Garmin-Sharp logró la victoria de una forma indirecta, en estrategia. Lo cual tiene mucho mérito, pero no implica que la situación vuelva a repetirse en el mes de julio. Ganar la Dauphiné de esta forma no implica que el ciclista estadounidense, por tanto, sea el más fuerte del pelotón en estos momentos. Sin embargo, en condiciones normales -a fuerza, digamos-, ‘Pitbull’ hubiese sido tercero, por detrás de un imperial Contador y de un decepcionante Froome.
También se debe ser cautos con él. No hay que trasladarse muy lejos en el tiempo, pero tampoco en la ubicación. Dauphiné 2010. Brajkovic derrota, este sí, en el cara a cara a un Contador que después ganaría en París. El esloveno apenas tuvo presencia en aquella edición.
En sí ya es un magnífico síntoma de cara al Tour, en el que debe expresar ese salto en progresión que está realizando en grandes vueltas. Tras los varapalos de Danielson primero y Van Garderen más tarde, parece que el ciclismo norteamericano ha encontrado un gran representante que aspire al podio final de París. Una foto que ahora se le exigirá, dado su buenísimo rendimiento en Dauphiné, antesala del Tour, y que añade esa presión que no todos saben digerir y vencer.
Buen contrarrelojista y escalador, también se trata de un hombre rápido en las llegadas y con sapiencia en la media montaña. Un tipo completo que tiene a su vez como gran virtud la fuerza mental, capaz de agarrar la rueda de sus predecesores y morir antes de dejarla marchar. Sin embargo, también sabe ser valiente y arriesgar, buscar sus opciones. Así logró el top-ten en la pasada edición de la ronda francesa, tras colarse en una fuga que le hizo recobrar la mala situación clasificatoria que tenía tras los Pirineos. Ese mismo método ha usado en Dauphiné, aunque en ésta se encontraba mucho mejor posicionado y ya rozando el podio con los dedos.
Pero el de París es un cajón que conlleva mucho más, sobre todo por la edición que se presenta. Nibali y Froome no sufrirán malos momentos como en junio, su nivel mejorará y sólo un milagro puede alejarles de ocupar, junto a Contador, uno de los tres puestos de la foto final. Ese gran premio llegaría tras derrotar a alguno de ellos, empresa nada sencilla, o esperando a que la suerte elimine al menos a uno. Está claro que con respecto al resto parte en igualdad de condiciones para entrar en ese segundo escalón de favoritos.
Un incómodo contrincante, por tanto, que ya ha demostrado que estará al acecho y al que no deben dejar de vigilar si no quieren tener un buen susto. Contador ya ha tomado nota, aunque cerca ha estado de remontar la desventaja con la que partía. Esa es la pequeña guerra psicológica ganada por el español. La única con respecto a Talansky.
L.S.