Las subidas a la Cruz de la Demanda y Valdezcaray han sido dos escenarios clásicos en los años 80 y 90. Una lástima, ya que en muchas ediciones se ha pasado por el filo. El camino entre Logroño y Burgos ha sido transitado en muchas ocasiones, pero estos puertos siempre han estado ahí esperando una oportunidad que el valle de Ezcaray estrenó en 1988.
Si bien su aparición fue tardía, la sierra riojana irrumpió con fuerza con la celebración de una etapa en línea que tuvo como vencedor al ilustre Sean Kelly, que a la postre se impondría en la general final. En esta ocasión se llegó a la estación de esquí de Valdezcaray (ver altimetría), que repetiría en 1989 con una cronoescalada que encumbró a Pedro Delgado en la consecución de su segundo triunfo en la Vuelta. Aunque el liderato resistiría en las espaldas de un colombiano, pasando de Hernández a Farfán. Un día tardaría el segoviano en asaltar el entonces maillot amarillo.
Aún repetiría en 1990 y 1991 el final en Valdezcaray con dos nuevas cronos que fueron para un especialista, Bernard, y un gran escalador como Fabio Parra. Delgado de nuevo se vio implicado en la primera, en lucha con el sorprendente Giovanetti, y el gran Indurain en la segunda, en duelo con Mauri.
Mucho tardó en volver la Vuelta a la cima riojana. Nada menos que veintiún años de ausencia para ver al pelotón de la tercera grande en sus rampas. El australiano Simon Clarke se impuso a Tony Martin en una jornada que tuvo mucha polémica. Fue en 2012 y el maillot rojo, Valverde, sufrió una caída en un abanico que le hizo comenzar el último puerto con retraso con respecto al resto de favoritos, que aprovecharon para alejar a uno de los hombres más fuertes de la edición (ver video).
Entre medias, La Rioja no ha quedado sin etapas de ciclismo. La Cruz de la Demanda (ver altimetría) ha tomado el relevo durante mucho tiempo. En 1993 se estrenó el puerto, con victoria para un intratable Tony Rominger, que volvería a vencer un año después. En ambas acabaría ganando la general final.
Otro suizo, Alex Zulle, se impondría en la cima en 1996. Vestido de amarillo, crearía un halo de mito, ya que el ciclista de la ONCE ganó a su vez en Madrid. ¿Todo aquel que se impusiese en la cima ganaría la Vuelta? La regla se rompería en 2001, con el estreno del milenio. Chava Jiménez regaló una de sus últimas exhibiciones y venció a lo campeón. Beloki se haría con el maillot de líder, aunque después lo perdería por una gran pájara en la larga subida a Envalira.
Desde aquella edición no se ha vuelto a ascender, pero a buen seguro que en poco tiempo vuelve a estar presente en el recorrido una sierra que ha tenido en su corta historia buenos capítulos de la historia de la Vuelta a España y del ciclismo español en general.
Tengo un especial cariño a esas ascensiones. Serian más vistosas si se subiese antes el alto de Pradilla, aunque no sea muy duro.