El catalán, natural de Gavá, fue el gran sprinter español que peleaba las llegadas masivas a los grandes velocistas. Enrolado en el conjunto Kelme hasta sus últimos años, pudo llevarse más de una etapa en el Giro, cuna de los sprinters, lo que da idea de su calidad y perseverancia. Actualmente se dedica a la representación de corredores.
Muchas victorias de etapa logró el ciclista del Kelme, aunque en sus primeros años en vueltas de menor rango: Valencia, Mallorca, Castilla-León, Setmana Catalana… Pero sus grandes victorias llegarían en la cuna del sprint, en Italia. Allí peleaba codo con codo ante el desprecio de sus rivales, que veían en el español más a un estorbo que a un rival.
Ese desprecio tuvo que tornar en admiración cuando sin equipo alguno que le preparara las llegadas fue capaz de imponerse en una etapa, la que llegaba a Crotone. Sería el Giro en el que Abraham Olano finalizaría tercero tras rozar la gloria. Un Giro en definitiva con un notable color español.
Pero no sería la única vez que levantaría los brazos ante Cippolini y demás fueras de serie. En 1998, camino de Imperia, iba a suceder de nuevo. El menudo español iba a poder emular a Miguel Poblet y volver a imponerse en una prueba que fue el cénit de su carrera deportiva.
En el año 2000 pasó al Maia portugués, donde logró numerosísimas victorias en pruebas menores, aunque importantes, cómo no. En 2006 logró el que sería su último triunfo, en España, donde apenas se reconocía su labor. Fue en Castilla y León, donde curiosamente logró uno de sus primeros triunfos. Un epílogo genial a una carrera muy interesante.