El americano deja ganar al italiano, que vuelve al mejor nivel tras múltiples problemas. Gesto reconocido en meta y que estuvo a punto de costarle muy caro al ganador de aquel Tour 2000. Pantani intentó por todos los medios devolverle aquel feo. Lance lo pagaría en la última etapa de montaña.
Nadie esperaba que tras el hundimiento de Hautacam el ‘Pirata’ subiese de aquella forma el Ventoux. Alejado de la cabeza, parecía que no podría engancharse al vagón delantero. Con tesón logró entrar y dejar atrás a muchos favoritos atrás. Sin tener muy claro cómo, Marco se vio con Armstrong, al que hizo dudar.
Una foto magnífica para Pantani por ganar en la ‘luna’ y ante el mejor corredor de aquel momento, pero afeado por las declaraciones del maillot amarillo. Una guerra innecesaria más en la que se enfrascó el ganador de siete Tours. Desde aquel día se confesaron enemigos íntimos, pese a que hasta aquel domingo de julio del año 2000 se habían lanzado cariño a través de sus declaraciones ante la prensa.
Un respeto y aprecio mútuo que se basaba más en el sufrimiento de ambos que en el real sentimiento de respeto. En el fondo, sólo eran rivales y querían la piel del otro para poder celebrar victoria. Pantani en su estilo de inspiración y Armstrong con el estilo imperial que siempre le caracterizó.
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