Era el año 83 un año programado para el asalto al Olimpo de los cinco Tours de Anquetil y Merckx por el caimán Hinault. El ciclismo español atravesaba una crisis de figuras que vislumbró una salida durante la apasionante Vuelta a España con jóvenes como Gorospe , Chozas o Delgado apuntando maneras, especialmente el vasco, al que sólo la ambición de Hinault privaba de la que habría sido su primera Vuelta y quien sabe si el inicio de muchos otros triunfos.
Si embargo, llegaba el momento del Tour, y ahí se aventuraba la solitaria expedición del Reynolds, con su director José Miguel Echavarri, y una joven escuadra liderada por un abulense, Ángel Arroyo, ganador moral de la Vuelta del 82, en la que tras haber sido proclamado ganador, fue descalificado por doping, pasando esta a manos de un Marino Lejarreta que no había sido testado .
Era el Tour una carrera salvaje para los españoles, y aunque Alberto Fernández la había acabado en 10ª posición el año anterior demostrando además ser de los más fuertes hacia arriba, estaba claro que hacía muchos años que no brillaba nuestro ciclismo en la carrera francesa. Sin ir más lejos la última victoria de etapa era la de Miguel Mari Lasa en el Tour del 78 camino de Biarritz .
Un panorama desolador, y por si esto fuera poco, el Tour 83 no era un Tour muy montañoso, y contaba además con pavé, y muchas contrarrelojes. Sería un Tour sin pena ni gloria para los españoles. Arroyo fue pasando más bien que mal las primeras etapas, destacando su gran actuación camino de Roubaix, donde fue el único español en cabeza, con Delgado perdiendo bastante tiempo y Gorospe hundiéndose totalmente.
La baza de Arroyo era una incógnita, el Tour era el Tour, y los españoles hacía mucho que no rendían. El abulense se marcaba una decente contrarreloj camino de Nantes y esperaba su momento en los Pirineos en la etapa de Luchon. Sin embargo, el día de Luchon iba a ser el de otro español , Delgado, que quedaría segundo tras Millar.
Arroyo había cometido un error estratégico quedándose a rueda del favorito Zoetemelk, y cuando quiso reaccionar ya la cabeza estaba muy lejos, cediendo más de 7 minutos ante el nuevo líder Simon. Pero no estaba acabado el Tour para el abulense, que hacía despertar de la siesta a la España ciclista y no ciclista, cuando el sábado 16 de Julio, en una cronoescalada al volcán que Anquetil y Poulidor habían hecho eterno, el Puy de Dome, se producía lo insólito, Arroyo ganaba con Delgado segundo, y se colocaban 4º y 5º respectivamente en la general, donde todavía un lesionado Simon aguantaba.
En los Alpes no empezaban bien las cosas para el abulense el día que Delgado se colocaba segundo en la general y que Simon abandonaba en el Alpe D’Huez. Sufría Arroyo, salvando la jornada cuando parecía que todo estaba perdido, aún así sus opciones tras el subidón del Puy de Dome se diluían.
No tardarían mucho en cambiar las tornas. Al día siguiente , en plena debacle de Delgado, Arroyo quedaba segundo en Morzine, dejando claro que errores aparte, era el más fuerte del Tour cuesta arriba, o al menos de los mejores. Se situaba quinto con el podium a tiro, y lo que parecía un milagro no alcanzado desde el 74 con el tercer puesto de López Carril, se hacía posible. Dos buenas actuaciones de Arroyo en la cronoescalada a Avoriaz y en la contrarreloj final le catapultaban al segundo puesto tras Fignon. El ciclismo español estaba de vuelta, y para 1984, el Tour ya no sería extraño a nuestros intereses.
En 1984 Arroyo no brillaba en la Vuelta, pero mantenía una gran ilusión por repetir actuación en el Tour. Sin embargo, el Fignon del 84 en nada se parecía al del 83 y la lucha era por el podium, pero Ángel no lo iba a tener fácil.
Hinault volvía a escena tras su ausencia del 83 y la nueva sensación americana Lemond, era también de la partida. Así iba trascurriendo el Tour con buenas actuaciones de Arroyo en Guzet Neige o en el Alpe D´Huez, pero un inesperado mal día en la Plagne le privaba de cualquier opción real de podium.
Había que luchar por etapas, y tenía éste una marcada, la de Morzine, y vaya si la iba a luchar. Las duras rampas del Joux Plane eran testigo de una exhibición de fuerza por parte del “ salvaje” como era conocido por su forma de pedalear, y se plantaba en solitario en meta con más de un minuto sobre los favoritos. Sólo la caída de Delgado fracturándose la clavícula en el descenso, evitaba otra jornada épica como la del Puy de Dome el año anterior con ambos en las dos primeras posiciones, pero Arroyo había cumplido, y más aún, cuando en la siguiente jornada en Crans Montana sólo un sublime Fignon podía batirlo por apenas 11 segundos.
Llegaba finalmente a Paris en sexta posición, el maldito día de la Plagne le había pasado factura en unos Alpes en los que se había mostrado muy fuerte. Aún así, y por segundo año consecutivo, había dejado la impronta de ser uno de los mejores escaladores del mundo.
Y hasta aquí el Arroyo que resucitó el ciclismo español en el Tour, unas fiebres de Malta le impedirían volver a ser el de antes y ya apenas si pudo volver a destacar en el Tour. Como último gran recuerdo de éste bravo abulense, su labor como gregario de Delgado en el tour del 88 y especialmente el día de su gran golpe de mano en el Alpe D’Huez.
No acabaría Arroyo éste su último Tour, pero queda en la retina de todos los que amamos éste bello deporte aquellas tardes de verano de 1983 y 1984 donde un bravo quijote abulense se enfrentaba contra los molinos en Francia devolviendo el ciclismo español a un lugar del que apenas si se ha bajado ya desde entonces.
Gracias Ángel.
Pedro Gª Redondo
¡Gran artículo! ¡que estilazo impresionante de escalador Angel Arroyo! .. ¿Angel porque no vas mas a Madrid a participar en movidas del ciclismo? ¿no te gustaría conocer a tal y cual?. ” NO, ya he conocido a bastantes gilipollas” .. jajaja genial siempre EL SALVAJE.
Gracias Aran por el comentario y lo aprovecho para hacer una corrección, como bien dices, era llamado el salvaje, no el animal.
Quien sabe si con un poco más de suerte él o Delgado podrían haber ganado el Tour del 83, aún así, fué un gran Tour para el ciclismo español.