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Aubisque, un puerto legendario

Rodeado de todos los colosos pirenaicos, el Col d’Aubisque  se erige entre ellos como uno de los más duros, sino el que más, de una de las zonas geográficas más míticas para el ciclismo. Con punto de partida en Laruns y a tiro de piedra del Tourmalet, la visita de este gigante pirenaíco es obligada para la práctica totalidad de las ediciones del Tour de Francia, la carrera que le ha mitificado.

Con inicio en el puente de Gave d’Ossau, el mismo cruce que conduce a otro puerto mágico, Portalet, los kilómetros iniciales son los más llevaderos de la ascensión, rondando el 6% durante los cinco primeros. Es a partir del pequeño pueblo de Eaux Bonnes cuando las cosas empiezan a cambiar, la arboleda desaparece poco a poco mientras comienzas a aceptar que te quedan diez kilómetros sin bajar de porcentajes al 8%. Cuando crees que ya te has convencido de esto, son pequeños tramos al trece los que te avisan de que estás en un auténtico ‘hors catégorie’ del Tour de Francia, llegar arriba no va a ser algo sencillo.

La llegada de los primeros túneles te hace recordar aquellas tardes de sofá en las que disfrutabas viendo retorcerse a tus ídolos, “quién pillase ese sofá”, piensas. Entre pensamientos, sufrimiento y recuerdos de batallitas de tu carrera favorita, quedan menos de cinco kilómetros, empiezas a divisar la cima allá a lo lejos. Maldito sea el momento en el que te das cuenta que ese pueblecito que tu creías final de puerto eran las instalaciones de la estación de Gourette, a cuatro del final.

Tras pasar la estación, sin ya absolutamente ningún árbol a los laterales de la carretera que te conduce al final de está adorable tortura, empiezas a sentir que lo vas a conseguir, que el esfuerzo merecerá la pena. Y es ese sentimiento el que te da la fuerza extra para seguir pedaleando y llegar arriba. Y ya está , tras dos últimas herraduras y una gran recta en la que ya estás divisando la maravilla visual que te permite estar a 1700 m en pleno Pirineo, el puerto es tuyo.

Con la cima a poco más de 40 km de Luz St- Sauveur, localidad donde se inicia la vertiente occidental del Tourmalet, ha sido la cercanía al más grandioso puerto de los Pirineos lo que le ha quitado quizás la importancia que se merece. Sin embargo, no son pocos los que se atreven a afirmar que nada tiene que envidiarle. Nada más lejos de la realidad, tanto por longitud, coeficiente y pendiente media, los datos del Aubisque son totalmente comparables a los de su ‘hermanísimo’.

Lo tomaremos más que un enfrentamiento, como un matrimonio entre dos colosos extraordinarios que, uniéndose, nos han dado algunas de las mejores etapas de la carrera más importante de la historia.

Cadel Evans, Claudio Chiappucci, Miguel Indurain, Eddy Merckx, Federico Bahamontes, Fausto Coppi… son algunos de los nombres legendarios que han pasado en primera posición por un puerto que, pese ha subirse en 45 ocasiones, únicamente 3 fueron final de etapa; La primera queda lejos, 1971, con inicio en Bagnères de Luchon y un francés, Bernard Labourdette alzándose con la victoria. Más tarde, en 1985, saliendo desde Luz St Sauveur, fue el gran Stephen Roche el que, pese a no poder birlar el amarillo a Hinault, se llevo el gato al agua. Y la experiencia más cercana queda en 2007, en una etapa con inicio en Orthez que supondría la batalla final entre Alberto Contador y Michael Rasmussen por el ‘maillot jaune’. Como todos saben, el danés se llevó una victoria que de poco le valdría cuando su equipo le expulsase de carrera tras un bochornoso espectáculo para el ciclismo esa misma tarde en el hotel de Rabobank.

Col d’Aubisque, o simplemente ‘Aubisque’ es y será siempre otro más de esos grandes monumentos que la naturaleza nos dio y el hombre decidió hacernos disfrutar cada Julio montado en una bicicleta.

Alberto De Santos

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