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Bernard Hinault, el campeón total (parte III): la triple corona

Y llegábamos a una temporada de 1980, sin duda vital para un corredor que ya era el nuevo dominador del ciclismo. Hinault, iba a ir a por la triple corona, esa que sólo Merckx había logrado (en 1974), Giro, Tour y mundial, mundial que por cierto se celebraba en Francia en plenos Alpes en un recorrido muy duro en Sallanches.

 

Aún así, antes de llegar a sus retos principales, Hinault iba a ganar una de las clásicas más duras de siempre, corrida en unas condiciones climáticas infernales, la Lieja Bastón Lieja. Hinault estuvo a punto de abandonar en varias ocasiones durante la prueba , pero su tenacidad y su compañero Le Guilloux que en momentos delicados en la primera parte de la prueba lo convenció para seguir, dieron lugar a una de las grandes gestas del bretón. Su segunda Lieja, con más de 9 minutos sobre el segundo, Kuiper, y con un escalofriante dato, de 170 ciclistas, llegaban a meta en el Boulevard Sauviniere sólo 21.

Un día épico, 20 de Abril de 1980, que iba a coronar definitivamente a Hinault, y que iba también a lastrarlo el resto de su carrera. Durante semanas tendría dolores en las manos del frío de aquel día en tierras belgas, y sus rodillas ya nunca serían las mismas.

Era el turno para el estreno en el giro, de un corredor que había debutado con victoria en Vuelta y Tour, marchaba pues Hinault para Génova en un giro en el que se esperaba por parte de Torriani que Moser y Saronni plantaran cara al francés, pero fueron sin embargo Panizza y Bataglin los que le ponían las cosas muy difíciles, hasta el punto de “ obligar” a Guimard y a Hinault a diseñar una ofensiva y algo alocada estrategia camino de Sondrio a tres jornadas de acabar el giro, con el mítico Stelvio de puerto clave, aunque algo alejado de meta.

Hinault iba a destrozar el pelotón en el Stelvio y se iba a marchar en solitario en una gran cabalgada, ayudado por su compañero Bernaudeau, que iba por delante, para plantarse en Sondrio con victoria de etapa ( algo polémica ya que no queda claro si Hinault dejó ganar a Bernaudeau ni los motivos) para su coequipier y maglia rosa para Hinault, el giro era suyo, su primer giro, ya tenía las tres grandes.

El Tour sin embargo iba a ser el contrapunto de la temporada. Parecía ser el máximo favorito, ganaba el prólogo y dos etapas más, pero tras la etapa del pavé, los dolores de rodilla se hacían insufribles, y a pesar de ponerse de amarillo en la previa a los Pirineos, abandonaba por sorpresa y se marchaba del Tour sin tomar la salida en el primer día pirenaico camino de Luchon, que vería como Zoetemelk se ponía de amarillo para no soltarlo hasta Paris y ganar el que sería su único Tour de Francia. Se le escapaba la opción del doblete Giro-Tour al caimán.

Las malas lenguas hablaban  que Hinault no había querido arriesgar en el Tour para poder ganar el mundial, y vaya si lo ganaría. Aprovechando un recorrido selectivo con la Cote de Domancy, Hinault fue destrozando en las últimas 6 vueltas uno tras otro a todos su rivales para acabar dejando a Baronchelli  en la última subida y ganar con un minuto sobre el italiano, entrando en meta entre vítores. Lo había logrado, su sueño hecho realidad, era campeón del mundo. El primer francés desde Stablinsky en el 62. Un mundial que al igual que la Lieja se había hecho muy duro y sólo 15 ciclistas terminaban.

No había podido conseguir la triple corona, pero su año 80 era para enmarcar. Tenía sin embargo un pequeño resquemor Hinault, quería ganar su carrera más odiada ( con permiso de Flandes que consideraba poco menos que un circo), la Roubaix. El bretón no podía ni oír hablar de la clásica del pavé sin blasfemar hacia una prueba que consideraba ridícula , absurda y una auténtica mierda.

Era sin duda un reto difícil, y a la vez bonito, si ganaba lo haría portando el arcoiris, como Merckx en el 68 ó el 73. La carrera fue dura, con muchos incidentes y problemas mecánicos para los ciclistas, barro, frío, etc , una Roubaix clásica y típica, vamos, de las que Hinault odiaba.

Esa misma mañana Hinault prometía a sus compañeros que iba a ganar, y lo prometido era deuda para el francés. El caimán iba a sobreponerse a reiterados pinchazos y averías, que junto a un perro negro que se le cruzaba a 15 kilómetros para meta estaban a punto de arruinar su tentativa, para imponerse al esprint en el velódromo de Roubaix ante ciclistas de la talla de Monsieur Roubaix ( Roger de Vlaeminck) , Moser o Demeyer entre otros.

Lo había logrado, ya podría insultar a la Roubaix con el salvoconducto de haberla ganado en buena lid.

Cuando Hinault se presentó en el Tour , nadie dudaba que salvo lesión o caída sería el ganador, y se uniría a Thijs y  Bobet con tres victorias. Sólo Anquetil y Merckx le superarían. Arrollaba ya desde el prólogo y se imponía en 5 etapas para aventajar al segundo clasificado en casi un cuarto de hora, al veterano francés Lucien Van Impe.

A finales de Agosto se enfrentaba Hinault a otro bonito reto, ganar su segundo mundial consecutivo. Sin embargo la punta de velocidad de un renacido Maertens y del italiano Saronni, lo dejaban a las puertas debiendo conformarse con el bronce, en el que sería su último gran resultado en los mundiales, en los que había rondado las primeras posiciones desde 1976. Cerraba el año con su tercer Super Prestige Pernod consecutivo que lo acreditaba como el mejor ciclista.

En 1982, intentaría lograr el doblete Giro-Tour al igual que Coppi, Anquetil y Merckx, además su relación con Guimard se iba a ir enfriando poco a poco. Pero eso es ya otra historia que desvelaremos en la siguiente entrega de Bernard Hinault, el campeón total.

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