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Brian Robinson, el primer Sir

La nueva era del ciclismo, aquella definida como la etapa anglosajona del mismo, tiene un año cero. Tom Simpson fue un pilar sobre el que construir ilusión, pero no hay que dejar de lado que el tristemente fallecido en el Mont Ventoux no fue el primer triunfador en el Tour. Brian Robinson ganó en Brest en 1958, la primera de hasta ahora 51 victorias de etapa. 

La curiosidad lleva a coincidir en él el honor de ser también el primer británico en finalizar un Tour. Conseguiría el triunfo en una edición que encumbró a Gaul, el gran amigo/rival de Bahamontes, nuestro héroe de la época. Robinson fue también corredor de pista, siguiendo cierto paralelismo en el gusto por la especialidad que ahora tanto aflora entre los británicos. Como Wiggins y como Cavendish, él también es un pionero, una primera piedra para un futuro desconocido y apasionante al mismo tiempo.

Repetiría en 1959, aunque casi a final de Tour. Un polivalente ciclista que también incluiría en su palmarés una Dauphine Libere, la de 1961. Una competición en la que los de las islas ya suman cuatro triunfo (dos de Wiggins y uno de Robert Millar).

Para que alguien reparara en este deporte en Gran Bretaña han tenido que triunfar ciclistas tan anónimos hoy día como él. Tuvo que esperar a 2009, ya en pleno auge de las figuras de Cavendish y Wiggins, para ser reconocido e incluido en el British Cycling Hall of Fame. Con ello perdurará por siempre su gesta, su antecedente y su sombra. La mala suerte de Simpson eclipsó también el recuerdo de tantos británicos que ni siquiera conocen el lugar donde todo su ciclismo de hoy día empezó, su kilómetro cero.

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