,

Indurain, Bugno y Fedaia, el final de una era

En un tiempo no muy lejano, aunque cada vez nos parezca una época más distante, resultaba habitual observar y disfrutar de los duelos en los que se batían los mejores ciclistas del mundo más allá del mes de julio. Aquella época parecía contrastar y, en cierta medida, contradecir a aquellos que con los años han caído en la creencia de que es imposible poder hacer dos Grandes Vueltas a buen nivel en una misma temporada.

Por ello retrocedemos 18 años en la historia hasta el Giro de Italia 1993, un Giro con un recorrido un tanto extraño y 3.800 km a recorrer, y en el que se presentaba el podio al completo de los dos Tours anteriores (Induráin, Chiappucci y Bugno), más Chioccioli y Giovannetti como figuras locales y Riis, Ugrumov, Tonkov, Roche, Jaskula y Poulnikov como aspirantes extranjeros. Después de dos semanas de carrera en los que Induráin había mostrado su condición de máximo favorito al adjudicarse de manera brillante la contrarreloj de Senigallia, y con Bruno Leali como maglia rosa gracias a una fuga en la etapa posterior, llegábamos a la jornada decisiva de aquel Giro, una etapa maratoniana de 250 km a través de los Dolomitas con salida y llegada en Corvara Alta Badía tras las ascensiones de Costalunga, Pordoi, la Marmolada, de nuevo el Pordoi y finalmente el Campolongo a escasos 7 km de meta.

Tras unos pequeños escarceos al inicio de la etapa se encaraba la primera ascensión al Pordoi con Eduardo Chozas y Franco Vona escapados y el mismísimo Gianni Bugno intentando un contraataque por detrás, aunque rápidamente sofocado por el ritmo que marcaban Rue y De Santos para Induráin. Más de 90 km y apenas quedaba un pelotón de unas 25 unidades en el grupo de favoritos, del que saltaría el propio Chiappucci en compañía de Luc Leblanc, mientras que Gianni Bugno empezaba a sucumbir, y poco metros más adelante cedería también la maglia rosa de Bruno Leali junto con Giovannetti. Por la cima del Pordoi coronaba en solitario Franco Vona, seguido de Hampsten y Chiappucci a 40 segundos que daban tiempo al grupo de Indurain, que había conseguido neutralizar el primer intento de Chiappucci a un kilómetro de la cima del Pordoi. Leali y Bugno cedían 1’09’’ con respecto el grupo de Indurain y Chiappucci.

Tras el bellísimo descenso del Pordoi y la consecuente reestructuración, se afrontaba la ascensión al Passo Fedaia, en cuya aproximación había saltado un grupo con Conti, Lelli, Fondriest, Poulnikov y Ugrumov y por detrás volvía a intentarlo Gianni Bugno tras haber conseguido enlazar con el grupo de cabeza en el descenso del Pordoi. Se afrontaba la terrible recta de la Marmolada cuando Indurain se puso en cabeza, al que sólo pudieron seguir Chiappucci y Tonkov, que se aproximaban a la estela de Bugno y al que superarían. La carrera estaba totalmente destrozada con el ritmo de Induráin cuando aparecía la lluvia en la cima de la Marmolada. Ugrumov cedía unos segundos en las últimas rampas, Fondriest y Cacaíto casi 1 minuto, mientras que el resto se encontraba ya a distancias ya insalvables.

Un peligroso descenso bajo la lluvia hacia Canazei acercaba a la segunda ascensión a la cima Coppi de aquel año, el Passo Pordoi. Para darle un cariz aún más dantesco, una tremenda tormenta de granizo caía sobre el Pordoi, una de las imágenes más espectaculares que nos ha dejado el ciclismo. Siete horas de carrera al coronar y todavía quedaba el Campolongo. No habían ataques, el gran ritmo de Induráin y de un inmenso Lelli impedían el esperado ataque de Chiappucci, que contaba con la compañía de Poulnikov. Fondriest y Cacaíto Rodríguez se mantenían a 1’05’’ en su cima, Leblanc perdía 3 minutos, Bugno y Chioccioli más de 4 y Leali 6.

Entretanto, Poulnikov arriesgaba en el descenso del Pordoi y se lanzaba a por el triunfo de etapa, quizás mostrando la resignación del Carrera ante la imposibilidad de haber asestado un golpe a Induráin que permitiera a Chiappucci aspirar al triunfo final del Giro. Dos tímidos intentos del incombustible varesino en los últimos 3 km del Campolongo no consiguieron intimidar a Induráin que respondió sin excesivos problemas, pero que sirvieron para distanciar a Ugrumov, una distancia que podría ser decisiva en el devenir de aquel Giro. Una vez alcanzado Poulnikov, sólo quedaba por decidir el vencedor de aquella maravillosa etapa, que sería para Chiappucci superando en el sprint final de Corvara Alta Badía a Induráin y Poulnikov. Induráin recuperaba la maglia rosa que mantendría hasta Milán, pero el final de una era se vislumbraba en el ciclismo italiano, tras este Giro, Chiappucci y Bugno jamás volvieron a pisar el podio en una grande y se tuvieron que conformar con algunos triunfos parciales, mientras que Giovannetti y Chioccioli daban sus últimas pedaladas de élite como profesionales.

En julio, Induráin repetiría corona por tercera vez como rey de Francia, flanqueado por Tony Rominger (vencedor de la Vuelta a España), y por Zenon Jaskula (10º en el Giro de este mismo año), mientras que Chiappucci finalizaría 6º y el Bjarne Riis, vencedor de etapa en el Giro 1993, acabaría en un meritorio 5º lugar en el Tour de Francia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *