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Las intrahistorias del col de Marie Blanque

Los Pirineos franceses son historia del ciclismo y testigo mudo de epopeyas que envuelven a los mejores ciclistas de cada época. Tourmalet, Aubisque, Aspin, Peyresourde, Marie Blanque… Todos una referencia no sólo para los profesionales, sino para los cicloturistas, que los han hecho tan o más protagonistas del mundo de la bicicleta. Precisamente en el último y en sus intrahistorias nos vamos a centrar. 

En la actualidad se utiliza de forma frecuente en alguna marcha cicloturista y como tránsito del Tour de Francia cuando cruza de oeste a este los Pirineos y las etapas tienen salida en el entorno de Pau. En 2015 no se pasará el puerto, aunque una etapa finaliza bien cerca, en la Piedra de Saint Martin.

No es un puerto excesivamente duro (ver altimetría), al no ser largo, si bien las rampas que posee, sí marcan diferencias. Casi nunca ha estado encuadrado en la parte decisiva de las etapas que han incluido este puerto, pero casi siempre ha marcado de una u otra forma el resultado final. Su estreno tuvo lugar tarde, en 1978, con travesía por su cima de Pollentier en primer lugar. Tardaría nada menos que 8 ediciones en regresar, 1986. Ahí sí marcó. Corría la 11ª etapa del Tour. El maillot amarillo residía en las espaldas de un danés, Pedersen, que cedió en aquella etapa ante el imparable Hinault. Se escapó en el ascenso al Marie Blanque junto a un joven español que venía de ganar la anterior edición de la Vuelta, Pedro Delgado. El segoviano vencería la etapa en Pau y el ‘tejón’ se llevaría el liderato.

Lucho Herrera coronó en 1987, Forest en 1989. En 1990 se viviría el duelo Lemond-Chiapucci en sus rampas. Pero en 1992 sería determinante para descubrirnos a un gran campeón francés, Richard Virenque. El galo se presentó en la meta de Pau como nuevo maillot amarillo. Era una edición un tanto extraña que presentaba ésta como única etapa realmente pirenaica, siendo la tercera.

En 1995 su ascenso fue anulado por el fallecimiento el día previo de Fabio Casartelli en el descenso del Portet d’Aspet. Se permitió llegar al equipo Motorola en cabeza, como homenaje al italiano, campeón olímpico en Barcelona’92. Un año después fue un ascenso precioso, por su cara amable. La carrera llegaba rota en una jornada dantesca y durísima. Soulor, Aubisque, Marie Blanque, Soudet, Larrau y cien kilómetros hasta Pamplona. Mapei, con Rominger y Olano al frente, atacó de salida, el líder Riijs decidió que la mejor defensa era un ataque, el suizo Dufaux estuvo valiente, Indurain se hundía un poco más… Todo por los aires.

Otra historia tendría de protagonista al puerto en 2000, con paso en primer lugar de Javier Otxoa. El vasco del Kelme culminaría en Hautacam una hazaña que comenzó en solitario en el puerto, dejando a su compañero de escapada, Nico Mattan, con cierta facilidad. 2006 vivió una escena parecida a la del año 92, con Cyril Dessel luciendo el amarillo tras la etapa y con victoria para Mercado en Pau, ciudad talismán para los ciclistas españoles. En aquella jornada se vio flaquear y muy malos gestos con las cámaras de televisión por parte de Ibán Mayo, corredor que sería gran favorito a pisar el podio de París.

Sin más, llegó el año 2007. Por su cima pasó Mauricio Soler, colombiano rey de la montaña en aquella edición, pero lo más destacado fue el ataque del abulense Carlos Sastre. Lanzó la prueba en el primer puerto de la última jornada de montaña, Larrau. En Marie Blanque la escapada ya estaba controlada. Ha sido el último gran episodio visto en su cima. El último en coronar fue Flecha en 2010, tercera ocasión en la que un ciclista español pasa primero por la pancarta del puerto de montaña.

Ph: P. Ceinos

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