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Manuel Costa, la astucia hecha ciclista

El desarrollo del Tour de 2011, con un Thomás Voeckler defendiendo de nuevo agónicamente el maillot amarillo tras conseguirlo en una “escapada bidón”, nos ha hecho recordar una figura de las Vueltas a España de los años 40, el ciclista catalán Manuel Costa.

Un corredor destinado al anonimato Costa no destacaba en ninguna de las facetas típicas que definen a un campeón ciclista: era buen rodador y escalador, sin llegar a la excelencia, no esprintaba y sus habilidades como contrarrelojista eran muy limitadas. Sin embargo, todo ello lo supo suplir con una gran visión de carrera e inteligencia, gracias a la cual, si bien no logró grandes triunfos, llegó a vestir el maillot de líder de la Vuelta durante 22 jornadas, carrera que estuvo cerca de ganar en dos ocasiones.

El tapado de la Vuelta de 1946
Como otros de los grandes corredores españoles de su época, debido a los conflictos bélicos y sus consecuencias políticas, Manuel nunca disputó ni el Giro de Italia ni el Tour de Francia. Así su carrera profesional se desarrolló en la península, donde ocupó buenos puestos en casi todas las competiciones que disputó, la mayoría de las veces como corredor “independiente” (no adscrito a un equipo). Sin duda, la Vuelta a España fue la carrera que marcó su trayectoria y le llevó a una popularidad a finales de la década de los 40 sólo superada por campeones contrastados como Berrendero, Langarica, Delio Rodríguez o el pistard Guillermo Timoner. Tras varios años compitiendo, Costa debutó en la Vuelta en 1945, donde merced a su regularidad termina en un meritorio 11ª posición, aunque alejado en más de una hora de Delio Rodríguez.

En 1946 se embarca de nuevo en la aventura como independiente, si bien esta vez en la órbita del poderoso conjunto Galindo (una especie de equipo Kas de los años 40), que alineaba en esa ocasión a Delio Rodríguez, Julián Berrendero, Dalmacio Langarica y el también catalán Jimeno, entre otros. Frente a ellos se perfilaba otro bloque potente, el Sans – Pirelli, con el joven Bernardo Ruiz, Gaul y Antonio Martín como cabezas visibles. La participación extranjera (holandeses, portugueses y suizos) a priori sólo ofrecía como oponente serio al escalador portugués Rebelo, notable en anteriores Vueltas.

La carrera comienza con dominio de los de Sans, colocándose Gaul líder tras la CRI de 73 Km disputada en la segundo jornada. Poco les durará la alegría, ya que al día siguiente camino de Cáceres, en una de las más dantescas etapas de la historia de la Vuelta, perderán todas sus opciones. En medio de una gran tempestad de lluvia, truenos y torrentes desbordados en la Sierra de Béjar, las averías, caídas y desfallecimientos eliminan al portugués Rebelo y a todo el equipo Sans en bloque. Hasta cinco “Galindos” llegan destacados (Langarica, Delio, Berrendero, Fombellida y Sancho) con una ventaja de veintiséis minutos sobre el primero de los Sans, Martin. Ningún periódico de la época destacó la gran prestación de Costa, que descolgado en un repecho llegando a Cáceces, ocupa la sexta posición en la etapa a tan sólo trece segundos de Sancho.

Continúa la carrera sin sobresaltos, liderada por Langarica, hasta la 6ª etapa, cuando camino de Sevilla la carrera da un vuelco. A falta de 150 Km. el holandés Lambrichs, otro de los damnificados de la sierra de Béjar, salta del pelotón. Costa, consciente de la gran forma que el “tulipán” ha demostrado en etapas anteriores, se une a la aventura y da fuertes relevos. Este magnífico entendimiento y la pasividad de un pelotón que desprecia las posibilidades de los escapados provoca que en Antequera la diferencia se eleve a 34 minutos. Langarica, enfurecido con el “pequeño y quisquilloso Costa” (como le calificaron los periódicos de la época) lanza un ataque en un repecho e impone un ritmo durísimo sin mirar para atrás. Sin embargo, no era el día de los “Galindos” oficiales, ya que Delio rompe una biela y se descuelga, mientras que Berrendero pasa apuros e incluso Langarica sufre una pájara final que le impide recortar más tiempo del que su alto ritmo hacía presagiar.

El dúo entra muy destacado en la capital andaluza, donde tras protagonizar un sprint a “cara de perro” que ganado por un Costa que posteriormente es descalificado por maniobra ilegal, la ventaja final con el desesperado Dalmacio se sitúa en los 27 minutos, lo que coloca al “afín” a los “Galindos” con con 22, 23 y 26 minutos de ventaja con respecto a Langarica, Lambrichs y Berrendero, los únicos que cuentan ya para la general.

La lucha por desbancar al catalán en las próximás etapas es encarnizada, donde un día sí y otro también Dalmacio y Julián le atacan de modo conjunto y sin piedad. Así Langarica gana las etapas de media montaña de Tortosa y Barcelona, colocándose a “sólo” 14 minutos de Costa, a la par que Lambrichs demuestra ser un rival de cuidado al vencer en la CRI de Valencia batiendo al mismísimo Berrendero. Todo quedaba pendiente para las etapas cantábricas, que una vez más decidirían la carrera. El acoso a Costa da resultado en la etapa de Bilbao, donde un arrollador Langarica se coloca a menos de dos minutos de un desafortunado Costa. Manuel tras haber resistido a duras penas en Urquiola, coronando a 45” del grupo de cabeza, se lanza a tumba abierta en un descenso donde es arrollado por un coche de la caravana.

El catalán llora al observar su bicicleta destrozada en la cuneta mientras es curado de las numerosas erosiones sufridas; espera en vano y con desesperación al “coche taller”, pero al pasar Olmos le pide la bici, lo cual le acarrea una sanción de diez minutos por parte de unos injustos árbitros que aplican con severidad la sanción a un Costa agraviado por la incompetencia de una organización incapaz de controlar el tráfico de vehículos en carrera (el reglamento de la época penalizaba por usar una bici ajena a tu equipo, norma especialmente perjudicial para los corredores independientes). Meritoriamente Costa recupera uno de los cinco minutos de desventaja acumulados tras subir y bajar Sollube enrabietado, pero sabe que acaba de perder la Vuelta.

Langarica lo remacha dos días después camino de Reinosa tras una exhibición en el Escudo y un desmoralizado Manuel es desplazado del podium en las últimás etapas por Lambrichs y sobre todo por un renacido Berrendero, que camino de Madrid realiza su última gran exhibición como corredor profesional (ver DLC nº 1)

CLASIFICACIÓN FINAL
1.Dalmacio Langarica (ESP)137h 10′ 38”
2.Julián Berrendero(ESP) + 17′ 32”
3.Jan Lambrichs(HOL)+ 23′ 54”
4.Manuel Costa(ESP) + 24′ 19”
5.Delio Rodríguez(ESP) + 45′ 04”

Costa la lía de nuevo
La Vuelta del 47 comienza marcada por la baja de Langarica, siendo los favoritos unánimes para la prensa los sempiternos Delio Rodríguez y Berrendero, que en esta ocasión se deberán enfrentar a una temible “legión extranjera” liderada por el holandés Lambrichs, el italiano Adriano y el belga Van Dyck. Como en ediciones anteriores ningún titular se acuerda de Costa, otra vez corredor independiente afín a los todopoderosos “Galindos.

Delio arrolla en las once primeras etapas, en las que es líder tras imponerse en cuatro de ellas, mientras que Berrendero se postula como el gran favorito en la 3ª etapa camino de Alcoy, donde en un temerario descenso de la Carraqueta consigue la que será su última victoria en la ronda nacional. La carrera pues llega a su ecuador con un claro dominio del equipo Galindo pero con el peligro acechante de los belgas Renders y Van Dyck. Por su parte Lambrichs dista mucho de ser el del año anterior y Adriano demuestra estar muy fuerte ganando en Pamplona, pero ha perdido sus opciones para la general en Cataluña, tras una avería que le ha hecho perder más de media hora. Nadie cuenta con Costa.

La vigilancia entre españoles y belgas da pie a que Manuel se aproveche. Camino de Santander, en su mejor actuación como corredor profesional, el astuto catalán se escapa de salida y cabalga durante casi 200 km en solitario, pues abandona muy pronto la compañía inicial de Mesa y Gutiérrez. Costa corona Alisas aventajando a Adriano en siete minutos y al grupo hispano-belga en más de diez. En Asón la distancia aumenta a trece minutos con el grupo, si bien Adriano se le acerca peligrosamente para finalmente atraparle tras el descenso de Fuente Varas, tras lo que se impone al sprint en la capital cántabra.

Pero Costa está pletórico en meta, ya que vuelve a ser líder con más de cinco minutos sobre Van Dyck y un Berrendero que ha dado muestras de debilidad en su terreno, mientras que Delio queda descartado al ser sancionado con diez minutos tras ser sorprendido agarrándose a un coche. Dadas las circunstancias el equipo Galindo hace piña alrededor de su “afín” Costa en la etapa de Oviedo, donde Van Dyck pincha en Mieres, lo que facilita que Manuel se presente con casi nueve minutos de margen ante lo que será su prueba de fuego, la larga contrarreloj (70 Km.) entre Luarca y Ribadeo. La fortaleza de Van Dyck junto con un fuerte viento de cara provocan la debacle del pequeño catalán, que consigue mantener el maillot por apenas quince segundos, demostrando una vez más que la CRI es su talón de Aquiles.

Sin embargo, la suerte tantas veces esquiva para Costa se alía con él en las cercanías de Vigo, donde el belga pincha de nuevo y los “Galindos” aprietan fuerte. La gran habilidad cambiando tubulares de Van Dyck, acostumbrado a realizar la operación múltiples veces en los pavés y carreteras destrozadas de la posguerra, junto con el sacrificio de Renders, miniminzan la pérdida, llegando a la meta viguesa con menos de dos minutos de retraso. La Vuelta es cosa de dos y se va a decidir entre Astorga y León (CRI 47 km), donde Costa sólo contará con 2´ 12”. A pesar de mejorar sus prestaciones con respecto a la cronometrada asturiana, Manuel asiste impotente a la exhibición del belga, que literalmente vuela hacia el triunfo a una media superior a los 45 Km/h facilitados por un viento a favor y una carretera en perfecto estado.

La etapa final con Navacerrada no altera la general, quedando el pequeño catalán con la miel en los labios de nuevo.

CLASIFICACIÓN FINAL
1.Edouard Van Dyck (BEL)132h 27′ 00”
2.Manuel CostaESP)+ 2′ 14“
3.Delio Rodríguez(ESP) + 11′ 04“
4.Emilio Rodríguez(ESP)+ 25′ 55“
5.Joaquín Olmos(ESP) + 39′ 55″

La mejor de todas sus victorias
Manuel sólo participará una vez más en la Vuelta, al año siguiente, donde bajo una estrecha vigilancia no puede hacer valer su oportunismo. Aún así ocupó la sexta posición final y fue un espectador de lujo del gran duelo protagonizado por Bernardo Ruiz y Dalmacio Langarica. Así pues Costa se despidió de la Vuelta sin llegar a vencer ninguna etapa, pero con el honor de ser el corredor que más días ha vestido el maillot blanco de líder y uno de los más inteligentes que han disputado la carrera nacional.

Muestra de su inteligencia en carrera son sus palabras tras la que fue su mejor victoria, la tercera etapa de la Volta a Cataluña de 1943, en las que explicaba así a Mundo Deportivo cómo se había fraguado la fuga: “En la etapa de hoy sabía que difícilmente tendría la posibilidad de escapar. Por eso, cuando a media etapa el viento produjo una nube de polvo en un trozo polvoriento y los corredores cegados frenaron, vi la gran ocasión”. Así era uno de los más astutos corredores de nuestra historia, al que los buenos aficionados al ciclismo siempre recordarán.

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