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Michael Boogerd, el 'Jagger' tulipán

El holandés fue uno de los corredores de la década. Su carisma, más allá de sus victorias, conectaba muy bien con el público de su tierra, muy apasionado de por sí. Un hombre franquicia que ocupó todos y cada uno de sus años en el profesionalismo en el conjunto Rabobank. Once temporadas en las que le dio nada menos que 13 victorias. 

El ‘Jagger’ del pelotón, destacaba en imagen por el tamaño de su labio inferior. Un reconocimiento fácil debido a que casi siempre potaba los colores de su país natal, Holanda. Un héroe debido a su victoria de etapa en el Tour, épica y esforzada con llegada a Aix les Bains. Juventud, capacidad escaladora, rapidez en las cuestas, buena prestación en pruebas de un día… ¡Era el tipo perfecto para ser colgado como el mesías del ciclismo holandés! Ávido de talentos que recuperen para el país de los molinos el podio en el Tour.

Tras esa victoria/baño de masas, la prensa logró lo que quería y era que Boogerd fuese a pelear la general del Tour. No se le dio mal, pero su 16ª posición apenas parecía un fracaso. En 1998 ya fue 5º, con desbandada de españoles incluida. Salvo en 2001, donde logró un meritorio 10º lugar, no volvería al top-ten de una grande.

Maravillosa fue su etapa de La Plagne, donde se recordaban las gestas de Roche y Delgado en 1987. Allí ganó sufriendo, escapado, agónico… Fue el día en el que Carlos Sastre aguantó rueda a Armstrong y este le dejó superarle en la línea de meta. Su gran pega, no obstante, seguía siendo la contrarreloj, donde perdía toda su razón de ser.

En sus últimos años como profesional ya se dedicó a la función de cazador selecto de etapas y a ser gregario de sus líderes. El de La Haya fue clave en los buenos puestos de Menchov en el Tour.

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