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Santi Blanco y el dardo de las alabanzas

Siempre ha habido ciclistas que han gustado a los aficionados al ciclismo, no por sus gestas sino por su sencillez y humildad con las que afrontaban las carreras. Uno de ellos es Santi Blanco. 

Originario de la ciudad salmantina de Puerto de Béjar y acogido en la ciudad de Béjar como si fuera un ciclista propio de la ciudad, debutó en la disciplina de Banesto en 1995. En su primera temporada demostró su clase imponiéndose en una etapa de la Vuelta a Castilla y León y en la general final de dicha prueba, de una semana de duración. El corredor salmantino  no tardó en llamar la atención del director del equipo Banesto, José Miguel Echávarri, llegando a decir que el Tour del 2000 sería blanco. El director de Banesto siempre llevó a su corredor a las mejores carreras aludiendo a una frase que pasó a la historia, “Hay que llevarle a sitios selectos, a enfrentarse con los mejores, eso dará confianza al chaval”.

Debutar en las filas del equipo de Miguel Induráin era una empresa muy importante y pronto se ganó la confianza del navarro, llevándose al Chava y a nuestro protagonista a algunas concentraciones.

La temporada 1997 fue muy importante para Santi, siendo la que le catapultó al estrellato. Este año el ciclista salmantino quedó tercero en la prestigiosa París-Niza por detrás de Laurent Jalabert y Laurent Dufaux. Su racha continuó en la Bicicleta Vasca donde se adjudicó dos etapas, una de ellas ganando al campeón del Tour 1996, el danés Bjarne Riis. Al final de la temporada, tuvo lugar una disputa por Santi Blanco entre los equipos Vitalicio y el bancario. Finalmente el corredor se acogió al artículo 1006 por él cual se iba a Vitalicio habiendo muchas complicaciones para el corredor incluso para correr en la temporada 1998.

Desde la situación con Banesto, el corredor detuvo su excelente progresión ganando solo  una etapa en 1998 en la Vuelta a Asturias. Ese año se enfrentaría a Gianni Bugno en una etapa de la Vuelta a España, quedándose a pocos kilómetros del final, empezando así la fama de la mala suerte del corredor de Puerto de Béjar.

En 1999, Santi Blanco lograría su mejor puesto en una grande, décimo en la Vuelta a España. En 2001, volvería a la estructura navarra esta vez llamada Ibanesto.com, venciendo en 2001 y 2002, una etapa en cada edición respectiva de la Vuelta. La victoria más emotiva fue en La Covatilla, rodeado de su gente, la cual vibraba ese día viendo como este corredor tan querido marchaba hacia la victoria y el otro corredor de la tierra, Roberto Heras, luchaba por ganar la Vuelta, entrando segundo en la meta. Blanco fichó en 2003 por Relax, donde se retiraría en 2004.

Fue un corredor con muy buenas aptitudes, el cual sufrió caídas cuando mejor se encontraba, las cuales le provocaban lesiones que fueron la causa de que este corredor que prometía tanto no acabara de explotar.

Jorge Santos

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